jueves , 19 septiembre 2024
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El fútbol de salon tiene identidad propia

El fútbol de salón, tuvo un incontenible desarrollo a partir de la segunda mitad de la anterior centuria en Sudamérica. La identidad e independencia de esta disciplina por origen, crecimiento y evolución, nada tiene que ver con el fútbol de campo. El ejemplo más fácil para trazar una comparación bien simple, es el del tenis y el tenis de mesa, con la diferencia de tratamiento que salta a la vista, pues mientras la ITF (Federación Internacional de Tenis) jamás se inmiscuyó con el tenis de mesa, la FIFA, especialmente desde comienzos de los años ochenta cuando el fútbol de salón llegó a tal adultez, organizó su primer mundial en el año 1982 en San Pablo y en forma abierta, mezquina y no velada trató de apropiarse de esta disciplina.

La intemperancia se hizo cada vez más fuerte, en la medida en que la ya conformada FIFUSA (Federación Internacional de Fútbol de Salón), por entonces presidida por el brasileño Januario D’Alessio Netto crecía cada vez más, al punto de montar en 1985 su segundo mundial en España, la FIFA no lograba todavía promover un torneo de su deporte de laboratorio llamado fútbol 5, burda copia del fútbol de salón.

El fútbol de salón recogía los frutos de una cultura deportiva floreciente, como un hecho natural e irreversible. El fútbol pretendía imponer un híbrido, un robot deportivo artificial. En su impotencia por lograrlo apeló a esfuerzos económicos, presiones y actitudes “non sanctas” de todo tipo y antipáticas determinaciones como la prohibición de utilizar la palabra fútbol, lo que motivó la creación en el congreso de FIFUSA de Madrid de 1985 de la palabra compuesta “fut-sal” para desde entonces llamar así al fútbol de salón.

Tiempo después la FIFA se apropió también de esa palabra.

Paraguay, defensor tradicional de la autonomía innegociable de esta disciplina, usa el futsal para identificar a este deporte por derecho adquirido y protegido por las leyes de la nación, al haber inscripto ese vocablo en los registros oficiales de la República, por lo que a la otra disciplina se le conoce como fútbol 5 y quienes la llaman con la partícula futsal se cuidan de usar el agregado FIFA.

Las dos modalidades coexistieron hasta nuestros días, con vaivenes de relacionamiento que produjeron circunstanciales acercamientos y distanciamientos y etapas de indiferente gestión independiente sin nuevas interferencias.

Escindido de FIFUSA, países miembros de la PANAFUTSAL, se reunieron con representantes de FIFA en Guatemala. Ese mismo año, se acercó la posibilidad de una negociación. El grupo de países de América, jamás se cerró en una caparazón absolutista, como fue la actitud de FIFA en reiteradas épocas. Pero con firmeza tampoco claudicó en su postura de INDEPENDENCIA. Negociación franca y razonada si, entrega ciega no, fue la premisa.

Se llegó así a este punto en el que, no alcanzando un acuerdo que no lesione los intereses de esta disciplina y de PANAFUTSAL, este organismo, enarbolando la bandera de la autonomía del fútbol de salón y de la defensa de sus genuinos intereses, se aparta del expureo gobierno de FIFUSA y al no prestarse a una entrega a FIFA, decide constituir la ASOCIACION MUNDIAL DE FUTBOL DE SALON (AMF).

Foto: El celo temeroso de la FIFA fue encendido por el lleno total en el Ibirapuera de San Pablo en 1982, en la primera final mundial.